Mutaciones en avicultura |
Los mecanismos de la transmisión
genética de los caracteres relativos al canto no están bien estudiados debido
a la complejidad del fenómeno y a la gran dificultad de su estudio. Las últimas
investigaciones parecen avalar un comportamiento recesivo y ligado al sexo de
algunos rasgos muy importantes, aunque debido a la multiplicidad de factores
fisiológicos y neuronales que intervienen en la determinación del canto del
canario, otro tipo de transmisiones no son descartables, como no lo es
considerar a muchos de estos rasgos como poligénicos. El siguiente texto es un
buen resumen de los fundamentos de la herencia en avicultura, aplicable tanto a
canaricultura de color como de canto o postura.
MUTACIONES EN AVICULTURA
por Anthony Olszewski
(traducido, resumido y
adaptado del original inglés)
Se ha definido “mutación”
como un cambio hereditario en la secuencia base de un gen causado por errores en
la copia de ADN. Debido a la estructura del ADN y a la actividad de ciertas
encimas “reparadoras” dichos errores son muy raros en condiciones normales
aunque radiaciones, ciertos productos químicos e incluso altas temperaturas
incrementan la posibilidad de dichos errores.
Con respecto a las aves de
jaula se conoce poco en relación con los mecanismos de la mutación a nivel
cromosómico. Sabemos, sin embargo, que las mutaciones relacionadas con el color
y la estructura de la pluma pueden ser clasificadas en un número de categorías
relativamente pequeño. El conocimiento de los distintos tipos de mutaciones nos
permitirá juzgar si es posible desarrollar una novedosa línea genética a
partir de un individuo inusual y, de la misma manera, nos permitirá distinguir
aves con patologías metabólicas de mutaciones reales.
Las mutaciones tienen un
papel central en avicultura al igual que en cualquier otro caso de domesticación
de especies. Los primeros pasos de cría en cautividad para cualquier especie
son tanto cuestión de una selección apropiada de ejemplares como de un
correcto manejo de los mismos. Tan pronto como se ha conseguido la reproducción
en cautividad de un especie, el avicultor trata de obtener líneas de calidad
superior o con características novedosas. Esta calidad puede referirse a
mejoras en la reproducción, mayor fortaleza, resistencia a enfermedades o
situaciones climatológicas adversas... Las novedades suelen ser seleccionadas
con respecto a la talla, color o estructura de la pluma de los ejemplares.
La genética de las
mutaciones en avicultura es relativamente simple. Haremos un resumen de los
conceptos básicos con especial hincapié en los patrones hereditarios de mayor
relevancia.
Las mutaciones más
comunes en aves son las de tipo autosómico (o libre, no ligadas al sexo)
y de carácter recesivo. Dichos rasgos recesivos pueden estar presentes,
como heterocigotos, en
las poblaciones salvajes en una cierta proporción sin manifestarse en el
fenotipo pues solo lo hacen de presentarse homocigóticamente. Un régimen de cría
en consanguinidad hará que dichas mutaciones surjan a la superficie de manera
que estos factores se descubren tan pronto como las especies son domesticadas.
Ésta es la explicación más
probable tras el fenómeno citado por Darwin de que la domesticación parece
favorecer la variabilidad. La domesticación no incrementa la tasa de mutación
pero sí la probabilidad de producir homocigotos. Del mismo modo estos fenotipos
mutantes, probablemente eliminados en especies no domésticas por la selección
natural, se ven favorecidos por la selección artificial.
Las mutaciones autosómicas
dominantes son menos comunes en avicultura. Si los rasgos mutados dominantes
surgen en un individuo con padres normales, la mutación se habrá producido en
las células germinales de los padres. El extremadamente bajo ritmo de mutación
explica la rarificación de estos rasgos.
Existen dos tipos de
dominancia: completa e incompleta. La dominancia completa permite que los
heterocigotos expresen el fenotipo mutante de manera absoluta. Con dominancia
incompleta los heterocigotos muestran un término medio entre el fenotipo normal
y el mutante.
La
manifestación de los genes dominantes se ve afectada por los fenómenos de penetrancia
y expresividad. La penetrancia se define como “el porcentaje de individuos
que portando un gen con características adecuadas para su expresión fenotípica,
muestran en realidad en el fenotipo dicho gen”. La expresividad, por su parte,
es la “forma en la que dicho fenotipo se expresa”. Estos términos describen
dos aspectos de la misma situación. La penetrancia se refiere a supuestos bien
definidos en los que un determinado rasgo es o no expresado. La expresividad
describe un completo rango de casos intermedios entre la expresión o no del
rasgo.
Otra manera de analizar
esto sería considerar los supuestos de rasgos dominantes que no eliminan por
completo la expresividad del rasgo recesivo. Esto ocurre en la mutación blanco
dominante del canario. Raramente los ejemplares afectados muestran muy débiles
restos de lipocromo en alas. Más a menudo aparecen con bien marcadas barras de
color lipocrómico. En el otro lado del espectro ciertos ejemplares muestran
evidentes restos de lipocromo distribuidos por todo el plumaje.
La expresividad se debe a
la actividad de los denominados modificadores aunque no siempre puede
descartarse la influencia ambiental. Los modificadores son genes secundarios que
afectan ligeramente a la expresión de rasgos fenotípicos. Incluso cuando
existe un único gen en la determinación de un rasgo, su expresión está
influenciada en algún extremo por un número incontable de otros genes cuyos
efectos individuales son tan ligeros que son muy difíciles de localizar y
analizar. Así los modificadores son, por definición, un fenómeno en el que
están implicados múltiples alelos, es decir, son un fenómeno poligénico.
Aunque esta multiplicidad
de alelos no puede ser analizada por métodos convencionales, como
aviculturistas podemos ejercer un cierto control sobre ellos. De una manera
simple y drástica, prescindiendo de cualquier ave que no se ajuste al ideal
selectivo o bien, de una forma más sutil, introduciendo en nuestros cuadros de
cría especimenes que muestren una excepcional calidad en la expresión de un
determinado rasgo y cruzándolos con los menos dotados en la esperanza de lograr
un camino intermedio que nos permita conseguir algunos ejemplares próximos a
los excepcionales
Los caracteres ligados
al sexo juegan un papel muy importante en avicultura. Los cromosomas
sexuales son de dos tipos: X e Y. El cromosoma X es relativamente grande y
contiene muchos genes; el Y es mucho más pequeño y, en el caso de las aves de
jaula, no se conocen rasgos hereditarios que estén alojados en él. Las aves
macho tienen un par de cromosomas X mientras que en las hembras el par de
cromosomas sexuales es X Y. En literatura genética al cromosoma X de las aves
se le denomina generalmente Z
mientras que el Y suele representarse por W. De esta manera se reserva la
denominación X Y para mamíferos en los que la determinación del sexo es
opuesta a la de las aves. La literatura aviar generalmente respeta la
nomenclatura X Y
Todas las mutaciones
ligadas al sexo en aves de jaula son de carácter recesivo. La razón para esto,
al igual que para las mutaciones autosómicas recesivas, es que pueden estar
ocultas en el patrimonio genético de las aves salvajes y aparecen en el
fenotipo con la cría consanguínea. Los rasgos dominantes ligados al sexo son
posibles y, de hecho, bastante comunes en ciertas especies como la paloma doméstica.
Para que el macho de un
ave muestre en su fenotipo un rasgo recesivo ligado al sexo deberá ser homocigótico
con relación a dicho factor, es decir, sus dos cromosomas sexuales deberán
poseerlo. Sin embargo una hembra exhibirá el gen mutante recesivo con un solo
factor. Esto se explica por el hecho de que el cromosoma X no encontrará en el
cromosoma Y (que no aloja información) un correspondiente alelo dominante que
inhiba la expresión del alelo recesivo. Estas hembras se denominan hemicigóticas.
Se sospecha que ciertos rasgos, como la mutación pastel del canario, actúan de
forma distinta en machos homocigotes y hembras hemicigotes aunque esto también
podría deberse a razones hormonales.
Dos muy importantes
factores deben ser tenidos en cuenta con relación a la transmisión genética
de los caracteres. En primer lugar la existencia de caracteres ligados,
es decir, que se transmiten conjuntamente por estar ubicados en el mismo
cromosoma. Todos los genes ubicados en un cromosoma se transmiten en conjunto y
no cada uno individualmente. En segundo lugar el entrecruzamiento o
“crossing over”, también bastante común y que supone el intercambio de
fragmentos homólogos entre dos genes situados en proximidad, como ocurre con la
obtención de canarios isabela a partir de cruces entre ágatas y brunos.
Hasta la fecha no se han
elaborado mapas cromosómicos de aves de jaula debido a que estas estructuras en
las aves son de dimensiones muy reducidas, se conocen como microcromosomas, e
incluso son difíciles de analizar al microscopio electrónico. Así, ni
siquiera para las especies más estudiadas se conoce con certeza su número.
Generalmente se aceptan unos 80 cromosomas para paloma y canario y alrededor de
55 para el periquito, por ejemplo.
Todos aprendimos de pequeños
que el todo es igual a la suma de las partes. Este concepto matemático básico
es tan obvio que lo aceptamos como de sentido común. Sin embargo el sentido común
no siempre es de aplicación en genética. En este campo el, todo, el fenotipo,
puede ser más o bien menos que la suma de las partes, el genotipo
La forma más importante
de interacción genética es la epístasis. La epístasis se define como
“la supresión de la expresión de un gen o de varios por otros genes que no
son alelos de los genes suprimidos”. Sería, pues, similar a la dominancia
pero implicando la interacción de genes no alélicos entre sí. También se
conoce la epístasis por el término enmascaramiento genético. La epístasis
implica hipóstasis del mismo modo que dominante implica recesivo. El gen
que produce el enmascaramiento se dice que es epistático con respecto al otro
rasgo. El carácter enmascarado se dice que es hipostático con respecto al
primer factor.
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